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Confiando en el
Dios bueno

DESARROLLE SU MENTALIDAD, DÍA UNO

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Génesis 50:20

Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.

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Principio espiritual

Todas las cosas, aun las negativas, obran para el bien de los que aman a Dios.

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Explore e investigue

A continuación, se proveen algunos apartados para ampliar la investigación y la exploración del tema.

     1. Providencia de Dios

La palabra providencia viene del Latin “providere”. Cabe mencionar que es una palabra compuesta: “Pro” que significa adelante o superior y “videre” que es la palabra que nosotros utilizamos para ver. Por lo tanto, la palabra “providencia” se refiere al hecho de que Dios tiene un conocimiento previo de todas las cosas.

 

Además, dicho vocablo latino (providere) no solo tiene el sentido de que Dios previamente conoce todo, sino que las provee, las prepara, las planea, y las arregla con conocimiento de antemano.

 

De manera que providencia significa no solo que Dios tiene una visión previa de las cosas, sino que Dios las aprovisiona, las supervisa y las cuida con una determinación anticipada. Lo anterior implica que Dios tiene cuidado de su creación y de sus criaturas, y Él ha tomado una prevención con el propósito de llegar a un fin deseado.

 

El profesor Gregg R. Allison tiene una perspectiva correcta cuando afirma que la providencia Divina es: “La obra continua de Dios de sustentar este universo creado, en existencia y dirigirlo hacia su fin”. Su afirmación es acertada puesto que Dios mantiene su creación y a sus criaturas y Él colabora, coopera y dirige todas las cosas con un fin previamente establecido (Mateo 5:45; 10:29-30).

 

Tal afirmación concuerda con la Palabra de Dios donde leemos “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28 LBLA).

 

La palabra “cooperan” en la Biblia de las Américas (traducida como “les ayudan” en la RV1960) tiene una traducción apropiada puesto que su etimología viene del Griego “sunergeo” que significa “colaborar conjuntamente”. Adicionalmente, el tiempo presente de este verbo denota una acción continua.

 

Esto significa que Dios de manera habitual y continua, colabora y hace que todas las cosas sucedan, trabajen y ayuden para el bien de los que Él ha llamado. Es notable que el texto dice que estos son llamados “conforme a su propósito” (Efesios 3:11; 1 Pedro 3:9).

 

Cabe resaltar que aunque Dios tiene un plan y un propósito determinado final, aún las personas son responsables por sus decisiones voluntarias (Génesis 50:20). No obstante, su mano providencial siempre triunfa debido a que un bien mayor siempre es el resultado de su plan. Recordemos que el fruto del sufrimiento de Cristo en la cruenta cruz fue la expiación por nuestros pecados (Isaías 53:10; Hechos 2:23-24; Hebreos 10:14). Por ende, a menudo Dios se vale de experiencias amargas, dolorosas, tristes, para obrar bienes mayores en la vida de su pueblo.

 

Esta verdad es de gran consuelo para nosotros, puesto que todas las cosas por las cuales atravesamos en esta tierra (sean alegres o tristes) no son el producto de la casualidad, el azar (como afirman los deístas), el destino, la suerte o la fatalidad, sino que más bien son las herramientas del buen Pastor para guiarnos a su propósito eterno (Efesios 1:6).

     2. Soberanía de Dios

La palabra “soberanía”, aunque no aparece como tal en la Biblia, comunica el pensamiento predominante en toda la Escritura de que Dios es supremo en autoridad y gobierno sobre su creación, la salvación y el destino. Se puede decir que la soberanía de Dios equivale a la suprema autoridad de Dios (1 Timoteo 5:16, Efesios 1:11, 2 Corintios 6:18). La soberanía de Dios es la consecuencia lógica de que Él es Dios, Creador y Gobernante del universo.

 

La soberanía de Dios se presenta algunas veces en la Biblia como algo que no es completamente razonable para el hombre (Romanos 9:20-21, Isaías 45:9, Daniel 4:35). Por ende, aceptar la soberanía divina es considerado un acto de humildad, rendición y reconocimiento voluntario (Salmo 115:3).

 

Dios no está sujeto a ningún poder, norma abstracta o ley. Dios obra y actúa de acuerdo con su propio carácter.

 

Los cristianos creemos que Dios es soberano sobre el universo, la creación y cada ser inteligente. Aunque ha dotado al ser humano de autonomía (también conocida como “libre albedrío”), Él sigue siendo soberano. El hecho más sorprendente sobre la soberanía de Dios es acerca de que Él es soberano sobre quienes son salvos y quienes son reprobados. En su carácter santo, Él tiene lógicamente que castigar el mal moral (pecado). Sin embargo, su soberanía se revela maravillosamente en el hecho en que Él ha determinado misericordiosamente salvar a un pueblo de su pecado y de sus consecuencias (Efesios 1:4-7).

 

     3. Voluntad de Dios

La voluntad divina es el decreto, determinación y disposición de Dios. La voluntad de Dios es presentada en la Biblia desde tres perspectivas:

 

  • La voluntad secreta u oculta de Dios (Deuteronomio 29:29)

La Biblia nos dice claramente que hay cosas que Dios sencillamente no quiso revelar ni dar a conocer a nadie. Cosas que están ocultas y que ninguna persona puede conocer. Esto, rápidamente, debe disponer en nosotros una actitud de humildad. 

 

Hay cosas en nuestra vida que sencillamente no tienen una explicación aparente. Dios no siempre nos revela el propósito de estas cosas. Además, no siempre da una explicación al respecto. 

 

Por ejemplo, la Biblia dice que Dios nos eligió desde antes de la fundación del mundo. Esta es una de las más grandes doctrinas del cristianismo. Sin embargo, no se nos dice qué existía antes de la fundación del mundo ni qué parámetro usó Dios para elegirnos. Eso es algo que pertenece a la voluntad secreta de Dios.

 

En ocasiones, la voluntad oculta de Dios llega a ser revelada en algún momento. Cuando llega el cumplimiento del tiempo, Dios permite que veamos lo que antes estaba oculto. No obstante, si el Señor determina no revelar ciertas cosas, debemos estar contentos con ello.

 

  • La voluntad descrita o preceptiva de Dios (Salmo 40:8)

La voluntad de Dios nos ha sido descrita claramente en su Palabra a través de lo que conocemos como leyes o mandamientos. Toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis es la voluntad descrita de Dios (1 Tesalonicenses 4:3-6, 1 Pedro 2:15-16, 1 Tesalonicenses 5:18). En ella encontramos sus preceptos, lo que pide de nosotros y aquello que le agrada que hagamos.

 

la voluntad descrita o preceptiva de Dios puede ser violada por el hombre. Es decir, a pesar de lo que Dios a revelado como su voluntad, uno todavía puede mentir, robar, matar, traicionar, etcétera. Sin embargo, debemos resaltar lo siguiente. Aunque el hombre puede violar la ley de Dios, y de hecho lo hace, eso no significa que tenga el derecho de violarla. 

 

Los hombres no tienen ningún derecho de violar la voluntad descrita de Dios. Por cierto, tienen el poder de violarla pero no el derecho de hacerlo. Es decir, pueden, porque tienen la capacidad de decisión. Sin embargo, al hacerlo se vuelven transgresores y criminales ante la voluntad descrita. 

 

Por ejemplo, a Judas Iscariote se le permitió cometer el pecado de traición y, en última instancia, de homicidio. Pero esto no hace que Judas haya acertado. Ni siquiera hace que Judas sea menos malo o su traición sea una falta menor. Aunque se le permitió traicionar a Jesús, Dios no aprobó tal traición. Por ende, nunca debemos asumir que el hecho de que Dios nos haya dado la capacidad de decidir signifique que Dios nos ha dado el derecho de pecar. 

 

  • La voluntad de disposición de Dios (1 Crónicas 14:10)

Este último aspecto de la voluntad de Dios se encuentra íntimamente ligado con la vida individual y particular de cada persona (Salmo 139:16, Gálatas 1:15). La voluntad de disposición es el plan que Dios tiene preparado para cada persona en particular, para una sociedad o para el mundo. 

 

Esta voluntad de disposición también se refiere a lo que es más conveniente para el Señor que nosotros hagamos en una determinada situación. En la vida, una persona tiene que tomar muchas decisiones. Elegir una carrera, elegir a la persona con la que se va a casar, elegir el lugar para vivir, entre otras. Sin lugar a duda, todos llegaremos a estar en una situación en la que necesitamos conocer cuál es el camino de Dios. Los jóvenes suelen preguntar: “¿Qué carrera estudiaré? ¿Con quién me voy a casar?” El hombre de negocios pregunta: “¿Debo invertir o no? ¿Lo hago o no lo hago?” Y cada vez que uno de nosotros pide en oración una respuesta a estas situaciones está pidiendo la voluntad de disposición de Dios.

Hablar de la voluntad de Dios no es hablar de una fuerza impersonal como la casualidad, la suerte o el destino. Esta no es algo que sucede porque sí, de manera mística. El decreto de Dios siempre se basa en su sabiduría, misericordia y santidad.

     4. Bondad

Bondad es la cualidad de ser bueno. Se identifica con la característica propia de las buenas personas. Es también la inclinación o tendencia natural a hacer el bien. Bondad se aplica al carácter de una persona, un objeto o una acción para indicar que es buena. Se identifica también con la palabra “dulzura”.

 

El término bondad, es un sustantivo abstracto, viene del latín “bonitas”, formado de “bonus” que significa “bueno” y el sufijo “-tat” que cambia al castellano como “dad”, que expresa “cualidad”, por lo tanto, bondad es cualidad de bueno.

Providencia de Dios
Soberanía de Dios
Voluntad de Dios
Bondad

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