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Acepte el desafío
y supérelo

DESARROLLE SU MENTALIDAD, DÍA CUATRO

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Josué 1:9

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

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Principio espiritual

Una persona puede seguir creciendo si reacciona positivamente ante el desafío que se le presenta.

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Explore e investigue

A continuación, se proveen algunos apartados para ampliar la investigación y la exploración del tema.

     1. Esfuerzo

En la Biblia, el esfuerzo es más que emplear energías o fuerzas físicas en alguna actividad, para revertirla o contrarrestarla. Este concepto bíblico llamado esfuerzo (Deuteronomio 31:7, Josué 1:9, 1 Crónicas 22:13, Isaías 40:29 y 41:10, Esdras 10:4) involucra confianza y dependencia en Dios, más que una mera motivación humana.

 

Si bien el esfuerzo es el vigor que empleamos en la realización de algo, venciendo los obstáculos que se nos presentan, el esfuerzo también se considera una virtud de ánimo, relacionada con la fuerza o el empeño con que afrontamos una dificultad o nos proponemos alcanzar un objetivo.

 

Cuando Moisés ya estaba pasando el cargo de líder de Israel a Josué le dijo “esfuérzate y anímate” (Deuteronomio 31:7). Dios les había prometido la tierra de Canaán pero no por eso Josué debería dejar de esforzarse y pelear cada batallar para ganarla. Las promesas de Dios no hacen el trabajo por nosotros, pero sí nos animan a esforzarnos en la obra de Dios.

 

Tal vez Josué 1:7 sea uno de los versículos más conocidos o usados de la Biblia. Es parecido al versículo anterior donde Moisés anima a Josué a conquistar la tierra prometida. La diferencia es que aquí se insta a Josué a esforzarse y ser valiente para cumplir con la ley de Dios.

 

Obedecer a Dios no es cosa para vagos o miedosos, es cosa de esforzados y valientes. Esta fuerza y valentía no viene de nosotros sino de Dios, quien produce en nosotros el querer como el hacer.

 

Otro ejemplo del esfuerzo lo encontramos en 2 Samuel 10:12. A punto de enfrentar una batalla, el capitán del ejército de David, Joab y su hermano Abisai se dijeron estas palabras. Esforcémonos y haga Dios lo que bien le pareciere. 

 

Ser esforzados no significa que Dios hará lo que nosotros queremos, pero esforzarnos es la parte que nosotros podemos hacer. De la misma forma, no esforzarnos, normalmente resulta en que Dios no acompaña nuestras acciones, porque Dios es un Dios de trabajo, disciplina y diligencia.

     2. Valentía

Es una palabra compuesta en latín por el verbo “valere” que es sinónimo de “permanecer con fuerza y salud”, y la palabra “ente” que equivale a “agente”. Se puede decir, entonces, que la persona valiente es aquella que permanece firme, estable y segura ante cualquier circunstancia.

 

Valentía es el aliento o vigor al realizar una tarea. Por lo general se requiere cuando una situación es desafiante o compleja.

 

A menudo, la valentía es asociada con el heroísmo, la gallardía y el valor. Cuando una persona es valiente, logra vencer sus temores o dudas, y actúa con decisión y firmeza. La valentía se demuestra en los grandes actos (como en una guerra o una emergencia), pero también en las pequeñas acciones cotidianas (al decir una verdad dolorosa a un ser querido). 

 

Es posible entender a la valentía como una acción esforzada que parece superar a las fuerzas naturales. El valiente saca fuerzas de donde la gente común no tiene y termina haciendo cosas extraordinarias.

 

Varios vocablos hebreos se traducen como “valiente” en el Antiguo Testamento. Uno de ellos, “Gibbor”, hace referencia a un guerrero fuerte, osado y sin temor en la batalla. Se utiliza mayormente para designar a los héroes militares. 

 

El término usado en las palabras de Dios a Josué (Josué 1:6) se refiere a ser fuerte, sólido, estable o inamovible. En la Biblia, la valentía es sumamente apreciada como una cualidad de todo hombre, especialmente en la guerra, así como es menospreciada y reprobada la cobardía.

 

En el Nuevo Testamento no se utiliza la palabra “valiente”. En versiones antiguas sí aparecía. Sin embargo, el sentido más claro al traducir esta palabra es “fuerte” (Lucas 11:21-22).

 

     3. Promesas de Dios

Existen cerca de 8680 promesas de Dios en la Biblia, mientras que aparecen más de 32 afirmaciones positivas de parte del Señor en favor de su pueblo. Lo anterior solo revela que la Biblia es un libro que Dios escribió con la finalidad de alentar y brindar esperanza al corazón de sus hijos. Esto es así porque las cientos de promesas de Dios tienen la cualidad de fortalecer y brindar aliento a quienes las creen y las practican.

 

Nuestro Dios es un Dios que hace promesas y cuando las hace, las cumple (Números 23:19). Dios hizo promesas a todos los principales líderes de la Biblia, como Abraham, Isaac, Jacob, David, Daniel y Pablo, mismas que se aplican a nosotros que somos parte del pueblo de Dios por la fe (Efesios 2:12-13).

 

Cada creyente debe elegir entre basar su vida en sus métodos y fuerzas, o basar su vida en las promesas de Dios. Hay quienes hacen de la inteligencia, el dinero, la posición y el ingenio, la base de su vida. Pero quienes se apoyan en la Palabra de Dios siempre encuentran aliento, fuerzas nuevas y sabiduría para la vida, así como la ayuda misma del Señor.

 

Las promesas de Dios hablan de:

 

  • Su compañía (Isaías 43:2, Salmo 16:8, 34:7)

  • Vida plena y larga (Proverbios 3:2-3, Salmo 34:12-14)

  • Tener bendición (Gálatas 6:9, Job 8:5-7)

  • Descanso y paz (Mateo 11:28, Salmo 91:1-2)

  • Vida eterna (Juan 14:2-3), entre muchas otras.

 

El Dios de la Biblia es un Dios de promesas. Pero más importante aún, un Dios que cumple su Palabra. Josué experimentó esta realidad en su propia vida (Josué 21:45).

 

Todas las promesas de Dios, sin embargo, vienen con una premisa. Es decir, están condicionadas. Dios no reparte regalos a todos por igual a diestra y siniestra, indiscriminadamente. El provee promesas a quienes creen, son obedientes, y viven bajo sus principios.

 

Si Dios cumplió su Palabra con los personajes de la Biblia, podemos tener la total certeza de que también lo hará con nosotros. Es por eso que debemos basar nuestra vida en las promesas de Dios.

     4. Prejuicio

Acción y efecto de prejuzgar. Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.

Esfuerzo
Valentía
Promesas de Dios
Prejuicio

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